lunes, 16 de abril de 2012

EL TORNILLO SUELTO


El Espíritu Santo es aquel que nos ayuda a mantenernos en pie, aunque nos parezca que tenemos un fardo muy pesado por cargar

Gerardo compró un lindo estante para decorar la pared principal de su sala de estar. Era de una madera importada del exterior, tenía un color marfil reluciente, adornada con tiras de madera color vinil, las cuales le daban un toque especial al mueble.
La sala de Gerardo estaba muy apagada, por eso había tenido la idea de cambiarla sin tanto esfuerzo. Él sabía que con sólo un mueble podía verse diferente.
Cuando trajeron el estante, los empleados de la entrega comenzaron a ensamblarlo pieza por pieza. Primero aseguraron la parte lateral, encajaron la otra parte a los horizontales  y los aseguraron; y seguidamente hicieron lo mismo con el otro lado. Listo, la base del estante estaba armada.
Despué de casi 1 hora, el mueble estaba listo. Jerry lo admiraba de lejos. Hacía tiempo que deseaba comprarlo, y cuando pasaba por la mueblería lo miraba fascinado.
Sin embargo, ni bien cerró la puerta, después de que los empleados de la entrega se fueran, el estante se vino abajo. Gerardo se puso las manos en la cabeza ¡no lo podía creer!
-¡Qué trabajo mal hecho! ¿Ahora, como voy a hacer para arreglar mi estante?-Se preguntó indignado.
Inmediatamente, intentó recordar cómo habían armado el mueble.
-Bien, vamos a hacerlo…Voy a encajar esta pieza dentro de esta, vamos a ver como queda…
Más de una hora después, Gerardo mira el resultado. Es un mueble raro.
-¡Esto, puede ser cualuier cosa, menos un estante!- En realidad, Gerardo comenzó el montage por arriba, opuesto a lo que debería haber hecho.
Entonces, comienza a armarlo nuevamente. Prueba una pieza, otra, y ni siquiera piensa en leer el manual de instrucciones guardado en la caja de piezas. Era tanta su ansiedad, que perder tiempo con un manual era la última cosa que se le ocurriría hacer,
Finalmente, después de más de 3 horas, el mueble estaba listo. Pero Gerardo estaba completamente en pedazos: estaba sucio, cansado, desgastado, y todo transpirado. Estaba completamete empapado, pero miraba con alegría a su maravilloso estante.
-¡Qué lindo! Ahora, a colocar los objetos.
Comenzó por los estantes de abajo colocó un equipo de sonido de un lado, y del otro un DVD. En los del medio, puso algunos libros y portaretratos con fotografías de su familia. En los de arriba, algunas adornos adquiridas en sus últimas vacaciones.
-¡Espléndido!
En seguida, su esposa llegó y quedó encantada con el mueble, y más con el hecho de que su marido lo montó. Entonces le pidió que se aproxime al estante para que ella sacase una foto:
-Mi vida, quiero registrar este momento.
-Pero estoy tan sucio…
-No importa, no importa…
Entonces él se aproximó al mueble y apoya apenas el codo en el estante del medio.
En 1 segundo las casi 3 horas de sacrificio de ensamblado se vinieron abajo. Gerardo quedó atónito y su esposa, con la cámara fotográfica en mano, parecía una estatua.
Eso fue suficiente para que él se sentara en el suelo a llorar como un niño.
Mientras tanto, guardado en la caja de partes  junto al manual de instrucciones, estaba el tornillo que faltaba para que el lindo estante quedase, perfecto.
Para reflexionar
Nosotros podemos, a todo y cualquier costo, intentar mantenernos firmes, pero, si estamos con el “tornillo” principal suelto, por más que deseemos, dificilmente conseguiremos soportar el peso de los problemas y de las circunstancias- por menores que ellos sean.
El Espíritu  Santo es aquel que nos ayuda a mantenernos de pie, aunque nos parezca que el peso es muy difícil de cargar.

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